Rodrigo y Alharilla, Martín y Chaviano Pérez, Lizbeth (2017): Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud atlántica (siglos XVI-XIX). Barcelona: Icaria, 246 pp. ISBN: 9788498887884.

Autores

Lara Amat y León, Joan
http://orcid.org/0000-0002-2163-1990
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú

Datos del artículo

Año | Year: 2021

Volumen | Volume: 9

Número | Issue: 1

DOI: http://dx.doi.org/10.17502/mrcs.v9i1.453

Recibido | Received: 6-3-2021

Aceptado | Accepted: 2-4-2021

Primera página | First page: 188

Última página | Last page: 190

Resumen

 

Palabras clave:

Abstract

Key words:

Contenido del artículo

Crítica de libro: Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud atlántica (siglos XVI-XIX).

Durante1 el año 2020 el movimiento Black Lives Matter visibilizó la persistencia de un racismo estructural e institucionalizado en Estados Unidos, a propósito de la muerte del ciudadano George Floyd, que desencadenó una reacción de indignación ante la brutalidad policial de signo racista. De un movimiento local pasó a serlo global, un movimiento global de rechazo a todo tipo de racismo presente, pasado y futuro. Ese rechazo quedó visibilizado con la supresión de los símbolos de personajes asociados a un pasado esclavista y racista, el derribo de estatuas de esos personajes fue una expresión generalizada.

Si bien, el tema de la esclavitud forma parte no solo de los estudios académicos sino también de la cultura de masas, como por ejemplo podemos recordar la famosa serie Raíces (Marvin J. Chomsky, John Erman, David Greene, Gilbert Moses, 1977), readaptada en 2016, y en el cine Amistad (Steven Spielberg, 1997) o más recientemente la oscarizada 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2013) todas ellas eran lecturas críticas del fenómeno de la esclavitud y el racismo que dejaban muy atrás los tiempos de un racismo normalizado en, por ejemplo, Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, George Cukor, Sam Wood, 1939) o Tarzán de los monos (W.S. Van Dyke, 1932).

En el imaginario social parecía que los temas de la esclavitud y sus injusticias e infamias eran propios de la historia del imperio inglés y de Estados Unidos, menos de España y difícil de imaginar para el caso de Cataluña, pero todavía menos aún de Barcelona. Pero nos hemos referido a los imaginarios, esos imaginarios sociales que a lo largo de la historia han sido construidos, en gran parte, por las élites, en cualquier lugar del mundo, y en el que la historia se construye y reconstruye para la idealización y legitimación de la clase dominante.

Por ello, Negreros y esclavos. Barcelona y la esclavitud atlántica (siglos XVI-XIX) es un tipo de aproximación importante, fresca y necesaria porque nos acerca a la realidad de la historia de Barcelona con sus claroscuros, como la historia de cualquier otro lugar. Una realidad que queda oculta bajo el manto de un discurso que idealiza, hasta el extremo, a la Ciudad Condal, ya sea un discurso proveniente del Romanticismo del siglo XIX, el siglo de la invención de la tradición, o mucho más reciente, en la Postmodernidad, a manos de un discurso publicitario de la llamada “Marca Barcelona”, BCN. Aunque, con cierta ironía, en la sabiduría popular se repita “Barcelona és bona si la bossa sona” (“Barcelona es buena si la bolsa suena”), frase acuñada originariamente por comerciantes italianos para valorar el resultado de sus negocios en la ciudad.

El libro que se presenta es el resultado de la investigación del proyecto, dirigido por Martín Rodrigo y Alharilla, “La participación española en el tráfico de esclavos y los legados de la esclavitud en España (1760-1886)” (MINECO-HAR2015-67365-P) del Grupo de Investigación en Imperios, Metrópolis y Sociedades Extraeuropeas (GRIMSE) de la Universitat Pompeu Fabra. La obra está compuesta por un conjunto de textos de distintos autores que se enmarcan en diversos aspectos y representantes de la esclavitud en Barcelona y Cataluña entre los siglos XVI y XIX. se recogen los capítulos: I. La esclavitud negra en Cataluña entre los siglos XVI y XIX, de Eloy Martin Corrales; II. Los catalanes, el comercio de esclavos y el comercio libre a fines del siglo XVIII (1789-1796), de Josep M. Delgado Ribas; III. Capitanes y comerciantes catalanes de esclavos, de Michael Zeuske; IV. Cuatro capitanes negreros catalanes en tiempos de la trata ilegal: José Carbó, Pedro Manegat, Gaspar Roig y Esteban Gatell, de Martín Rodrigo y Alharilla; V. El tráfico de esclavos y la élite barcelonesa. Los negocios de la Casa Vidal Ribas, de José Miguel Sanjuan; VI. Jaume Torrents Serramalera, el esclavista oculto, de Xavier Juncosa i Gurguí; VII. Las Banderas de Joan Barba, de Xavier Sust; y VIII. Trata ilegal en el sur de Cuba. El caso del guairo Luisa, 1854, de Lizbeth J. Chaviano Pérez.

El propósito del libro es poner de relieve los intensos vínculos y la insersión en las dinámicas del capitalismo esclavista, en la importancia económica de la ciudad de Barcelona (y, Cataluña en general) en la esclavitud atlántica. Una relación de Barcelona con la esclavitud que no solo se limita a la trata de esclavos, sino que también incluye a la explotación de la mano de obra en la plantaciones cubanas y puertorriqueñas propiedades de catalanes. Pero, además, en el uso de esclavos en la vida cotidiana de la Barcelona de la época.

Como bien nos muestra el texto, se trata de una Barcelona que debe parte de su fortuna y de su modernización a un liberalismo esclavista en el que Barcelona tuvo un papel importante en el comercio capitalista de la época. La incorporación tardía de Cataluña a la explotación de América se hizo de la mano del uso de esclavos en las plantaciones, como se estilaba en la época entre las naciones civilizadas del liberalismo imperialista. Barcelona también pasó a ser un importante mercado de esclavos, aparte de los esclavos para el consumo propio, se vendían y utilizaban en las haciendas cubanas y portorriqueñas. La obra documenta con todo lujo de detalles las pruebas de la función de Barcelona en el orden económico mundial de una época liberal y esclavista. En ese pasado esclavista, la plaça (plaza) de la Catedral era el gran mercado de esclavos de Barcelona.

Ahora puede parecer óbvio recordar y denunciar el pasado esclavista de la gran ciudad, pero recordemos que, en Cataluña, hasta el año 2000 era posible visitar en Banyoles (Girona) en el Museu Municipal Darder de Història Natural de Banyoles al conocido popularmente como “el negro de Banyoles”, un bosquimano que fue jefe de tribu, su cuerpo fue disecado en 1830 y adquirido por el museo en 1916 (de hecho, recuerdo haberlo visitado en una excursión escolar). Solo me viene a la memoria el caso de otro ser humano disecado y expuesto, el del padre del utilitarismo, Jeremy Bentham, pero lo fue a expreso deseo suyo. Por otro lado, solo tardíamente, en 2018, el Ayuntamiento de Barcelona decidió retirar la estatua del Marqués de Comillas (Antonio Víctor López López de Lamadrid), un gran esclavista. Como forma de protesta cultural, en 2016 se ideó una ruta “turística” por la ciudad de los lugares emblemáticos del esclavismo barcelonés, fue una iniciativa del Observatorio Europeo de Memorias (Universitat de Barcelona) y la Asociación Conocer Història a modo de visibilizar un pasado tan incómodo como real de la historia de Barcelona.

Para alguien que se dedica a investigar la ciudadanía, la esclavitud causa perplejidad, teórica y real, por ser la radical negación de la ciudadanía. El tema de la esclavitud parecería un tema del pasado arqueológico de la no-ciudadanía, pero ha saltado al presente en las diferentes manifestaciones que se han dado en el 2020 y que han llevado a interrogarse a las sociedades sobre la normalización e invisibilización del pasado esclavista. Los grandes hombres de la burguesía catalana del incipiente capitalismo habían logrado borrar de la memoria colectiva ese pasado molesto.

Aquellos emprendedores, empresarios exitosos en el comercio de esclavos “una vez retirados del tráfico, acabaron en Barcelona convertidos en respetados hombres de negocios e, incluso, de la política”. De esa realidad al pasado presente, a título de ejemplo, las élites económicas y políticas cuentan con un pasado familiar esclavista, en Cataluña: Artur Mas i Gavarró de la antigua Convergencia i Unió (CiU) y del actual Partit Demòcrata Europeu Català (PDeCAT), ex presidente de la Generalitat de Catalunya (2010-2016) proviene de una familia de esclavistas, también Aleix Vidal-Quadras Roca, el que fuera líder del Partido Popular de Catalunya (PPC). En España tenemos el caso de las hermanas Ana y Loyola de Palacio del Valle Lersundi, ambas ministras por el Partido Popular (PP). También en Francia Anne-Aymone Marie Josèphe Christiane Sauvage de Brantes, la que fuera esposa del expresidente Valéry Giscard d'Estaing. Y por supuesto, en Reino Unido, David Cameron, el que fuera Primer ministro (2010-2016). Todos ellos provienen de familias que amasaron sus fortunas, al menos en parte, de su inserción en la economía del liberalismo esclavista.

Si bien el objeto de la investigación da buena cuenta del papel de las élites barcelonesas y catalanas que amasaron sus fortunas en el tráfico y explotación de la mano de obra esclava queda pendiente para una futura investigación la historia de los que no tienen historia: de aquellos que fueron los esclavos de Barcelona.

La revisión de esta historia oficial solo ha sido posible en una época que ya no idealiza su pasado liberal, sino que lo piensa críticamente, y descubre una época en el que defender la libertad de comercio, incluía al comercio de seres humanos a los que se les había negado toda libertad. Desde una perspectiva de Filosofía Política, Domenico Losurdo pensó esas contradicciones del liberalismo en su Contrahistoria del liberalismo (2007, Barcelona: El viejo topo). En el liberalismo de la época, entre las paradojas, se encuentra el desarrollo de la libertad elevada a categoría política central acompañada de una contrahistoria de ilustres liberales esclavistas, tanto en Europa como en Estados Unidos, algo que rechina en el mito fundacional del liberalismo político y económico. Se descubre que el liberalismo realmente existente del XVIII y XIX fue un gran impulsor de la mercancía humana.

Solo una ideología que idealiza el pasado liberal de Barcelona y Cataluña, y lo aísla de sus realidades históricas, ha retardado el reencuentro con la realidad de la esclavitud como pasado y parte de la prosperidad de Barcelona. Lo que debe Barcelona a la riqueza acumulada con la venta de seres humanos, se encuentra en gran parte de las obras de Antoni Gaudí que no se hubiesen podido financiar sin el patrimonio acumulado, en parte, gracias al esclavismo por parte de Joan Güell y Ferrer (1800-1872), padre de Eusebi Güell i Bacigalupi (1846-1918) el mecenas del famoso arquitecto modernista.

Los combates por la historia continúan en el campo de la reconstrucción de la historia del esclavismo. En Madrid también han hecho lo propio, José Miguel López García ha publicado en 2020 La esclavitud a finales del Antiguo Régimen. Madrid, 1701-1837 (Madrid: Alianza). Y prosiguiendo el campo de la investigación de Negreros y esclavos, Martín Rodrigo y Alharilla en 2021 ha publicado recientemente su obra: Un hombre, mil negocios. La controvertida historia de Antonio López, marqués de Comillas (Barcelona: Ariel), sobre la historia del personaje esclavista de la estatua retirada de Barcelona.

El gran aporte del libro que reseñamos es que nos devuelve la historia de una Barcelona canalla, que siempre ha existido, a veces en las calles del Raval, otras en los palcos del Liceu, y otras, por desgracia, en forma de mercado de esclavos. El abandono de la Barcelona idealizada deja paso a poder pensar la Barcelona real e abre la posibilidad de imaginar cómo debería ser. Esa es la mejor forma de estimar a Barcelona.

Notas

1) La presente reseña se inscribe en el Proyecto de Investigación “Transformaciones y dimensiones de la ciudadanía contemporánea” (E20030641) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) dirigido por Joan Lara Amat y León.