Kosterich, Allie (2022). News nerds. Institutional change in Journalism. Oxford University Press, 192 pp., ISBN: 978-01-97-50-035-4

Autores

Sousa, João Carlos
https://orcid.org/0000-0002-7374-0152
Institute of Social Sciences, University of Lisbon, Portugal

Datos del artículo

Año | Year: 2025

Volumen | Volume:

Número | Issue:

DOI: https://doi.org/10.17502/mrcs.v13i1.865

Recibido | Received: 28-2-2025

Aceptado | Accepted: 3-4-2025

Primera página | First page: 1

Última página | Last page: 3

Resumen

Esta reseña examina News Nerds: Institutional Change in Journalism, de Allie Kosterich, poniendo de manifiesto su contribución al estudio de la evolución del periodismo en la era digital. Se subraya la figura emergente de los “nerds de las noticias” como nuevos agentes clave de esta transformación, en su integración de capacidades técnicas y narrativas. La crítica valora el enfoque teórico y la estructura analítica de la autora, pero también señala algunos puntos débiles, como su excesivo foco en redacciones de gran escala en Estados Unidos y una atención limitada a contextos diversos o a los dilemas éticos que plantea la digitalización del periodismo.

Palabras clave: Periodismo digital, cambio institucional, nerds de las noticias, tecnología y medios, transformación profesional,

Abstract

This review examines Allie Kosterich's book News Nerds: Institutional Change in Journalism by Allie Kosterich, highlighting its contributions to the study of the evolution of journalism in the digital age. In their integration of technical and narrative skills, “news nerds” emerge as essential new agents for this transformation. The review praises the author's theoretical approach and analytical structure, but also points out some shortcomings, such as his overemphasis on high-profile U.S. publications and his scant attention to diverse contexts or to the ethical dilemmas that the digitization of journalism seeks to resolve.

Key words: Digital journalism, institutional change, news nerds, technology and media, professional transformation,

Contenido del artículo

Crítica de Libro: News nerds. Institutional change in Journalism

Allie Kosterich es una destacada investigadora en el campo del periodismo digital, centrada en la intersección entre tecnología, datos y prácticas periodísticas. News Nerds: Institutional Change in Journalism es un análisis en profundidad de las transformaciones que han redefinido el periodismo contemporáneo, con especial atención al papel de los «nerds de las noticias», profesionales que combinan las habilidades periodísticas tradicionales con conocimientos tecnológicos avanzados. Kosterich sostiene que el periodismo no está siendo sustituido, sino aumentado, en un proceso de reconfiguración que integra nuevas prácticas sin descartar por completo los modelos convencionales. Aunque la colaboración multidisciplinar permite una cobertura más rica y contextualizada, también introduce retos éticos, como la dependencia de los algoritmos y la posible pérdida de autonomía editorial.

Kosterich estructura su análisis en torno a cuatro fases de transformación institucional: (1) sacudidas tecnológicas y económicas que desestabilizaron los modelos tradicionales; (2) experimentación con nuevas prácticas y redefinición del papel de los periodistas; (3) legitimación de estos enfoques, consolidada a través de su adopción por instituciones educativas y redacciones líderes; y (4) difusión e institucionalización de los «nerds» de la información como actores centrales en la producción de noticias. La pandemia COVID-19 se utiliza como ejemplo emblemático de la creciente relevancia de los «nerds» de la información, ya que la cobertura mediática se basó en gran medida en modelos predictivos, gráficos interactivos y análisis estadísticos. Este contexto ha reforzado la legitimidad del periodismo basado en datos y ha puesto de relieve la necesidad de alfabetización digital en el sector.

En el primer capítulo, Kosterich establece el marco teórico y metodológico de su investigación. Partiendo de la premisa de que el periodismo se ha definido históricamente por normas, competencias y estructuras organizativas estables, el autor explora cómo la influencia de las tecnologías digitales, el acceso masivo a los datos y la proliferación de nuevas plataformas han reconfigurado el campo. La revisión de la bibliografía sobre la profesión periodística pone de relieve su carácter normativo y su evolución a lo largo del tiempo. Kosterich sostiene que, a pesar de las variaciones en las prácticas y los formatos, el periodismo siempre ha funcionado dentro de una lógica institucionalizada, basada en la credibilidad, la objetividad y el dominio de técnicas específicas. Sin embargo, el avance de las tecnologías digitales y las prácticas basadas en datos desafían esta estructura, dando lugar a nuevas formas de periodismo que mezclan capacidades analíticas, computacionales y narrativas.

El concepto de cambio institucional se presenta como el principal marco teórico del análisis. Kosterich propone un modelo de aumento institucional, según el cual la profesión no está siendo sustituida, sino ampliada y reconfigurada para dar cabida a nuevos perfiles y competencias. Este modelo difiere de las perspectivas tradicionales al no asumir una dicotomía entre continuidad y ruptura, sino más bien un proceso de adaptación progresiva en el que las prácticas convencionales coexisten con nuevos enfoques tecnológicos. Kosterich subraya que la legitimación de los geeks de la información no es sólo un reflejo de la evolución tecnológica, sino un proceso institucional que implica cambios en la percepción de quién es un periodista y qué habilidades son esenciales para la práctica profesional.

En el segundo capítulo, el autor analiza los factores que precipitaron el cambio institucional en el periodismo, destacando el papel de las transformaciones tecnológicas, económicas y sociales. La aparición de los news nerds se contextualiza en un entorno mediático en constante cambio, en el que el periodismo tradicional se ha enfrentado a importantes retos debido a la digitalización, la disminución de los ingresos publicitarios y la fragmentación de la audiencia. Kosterich identifica tres grandes ejes de transformación: (1) los avances tecnológicos, como el crecimiento de internet y las redes sociales, que han cambiado la producción y distribución de la información; (2) los cambios económicos, como la crisis financiera de 2008, que obligaron a las redacciones a buscar modelos de negocio alternativos; y (3) las transformaciones sociales, como los cambios en los hábitos de consumo de información, que han llevado a demandar formatos más dinámicos e interactivos. Estos factores abrieron espacio para la introducción de nuevos actores en el ámbito periodístico, en concreto profesionales con formación en ciencia de datos, estadística y diseño digital, lo que se tradujo en la desinstitucionalización parcial del modelo tradicional de redacción.

El tercer capítulo se centra en la fase de experimentación con los geeks de la información en las redacciones. Kosterich explora cómo las redacciones empezaron a incorporar perfiles con competencias digitales, pero aún de forma ad hoc y sin una integración plena en las estructuras tradicionales. Las organizaciones de periodismo nativo digital fueron más rápidas en adoptar estos roles, mientras que las redacciones tradicionales fueron más lentas, incorporando a menudo a los geeks de la información como roles periféricos. Los primeros experimentos fueron a menudo experimentales, sin una definición clara de sus funciones. Muchos periodistas tradicionales veían a estos profesionales con recelo, pero con el tiempo quedó claro que las nuevas funciones podían contribuir significativamente a la evolución de la producción de noticias, ayudando a crear contenidos interactivos y visualizaciones de datos. Este proceso no estuvo exento de resistencias, pero el éxito de las innovaciones protagonizadas por los nerds de la información forzó un cambio de mentalidad, y los periodistas tradicionales aceptaron la tecnología como un aliado en el proceso periodístico.

En el cuarto capítulo, Kosterich analiza la legitimación de los frikis de la información como actores institucionales del periodismo. El autor argumenta que la aceptación de estos nuevos roles ha dependido de su capacidad para ganar legitimidad en tres dimensiones: moral, pragmática y cognitiva. La legitimación moral se asocia a la alineación de las nuevas prácticas con los valores tradicionales del periodismo, como la búsqueda de la verdad y el servicio al interés público. La legitimación pragmática se ha visto impulsada por los beneficios tangibles para las organizaciones, como el aumento de la participación de la audiencia y la personalización de los contenidos. La legitimación cognitiva se refiere a la naturalización de la presencia de los frikis de la información en la profesión, con el reconocimiento de su trabajo a través de premios y reportajes de gran impacto. Kosterich concluye que la legitimación de los nerds de la información no fue un proceso pasivo, sino una construcción activa basada en la demostración de su valor para el periodismo.

En el quinto capítulo, el autor analiza la difusión de los news nerds en las redacciones y la consolidación de su papel en el periodismo contemporáneo. La adopción generalizada de estos profesionales no se produjo de manera uniforme, sino como un proceso progresivo, influido por factores organizativos, económicos e institucionales. Kosterich utiliza datos sobre ofertas de empleo para demostrar que la demanda de profesionales con conocimientos técnicos ha aumentado significativamente, lo que refleja la creciente aceptación de las funciones de nerd de las noticias. A pesar de su creciente importancia, muchos «nerds» de la información siguen teniendo dificultades para definir claramente sus funciones y su progresión profesional, y a veces se les considera figuras de apoyo más que periodistas de pleno derecho.

En el sexto capítulo, Kosterich examina las implicaciones más amplias de la institucionalización de los geeks de la información y los retos estructurales que persisten en el periodismo contemporáneo. La incorporación de competencias tecnológicas ha ampliado el ámbito del periodismo, pero ha generado tensiones internas, con algunos profesionales tradicionales que se resisten a esta nueva configuración. El autor aborda la relación entre los geeks de la información y las estructuras organizativas de las redacciones, señalando que muchas empresas siguen funcionando con modelos jerárquicos tradicionales que dificultan la colaboración entre los periodistas convencionales y los profesionales expertos en tecnología. Kosterich advierte del riesgo de que las redacciones den prioridad a las métricas de rendimiento digital en detrimento de la calidad de la información, lo que podría comprometer el papel del periodismo como servicio público.

En el capítulo final, Kosterich resume las principales conclusiones del libro, argumentando que la integración de los nerds de la información representa una profunda reconfiguración de la profesión periodística. El autor subraya que el periodismo ha experimentado un proceso de aumento institucional, en el que se han incorporado nuevas competencias sin sustituir por completo los modelos tradicionales. Kosterich advierte de los retos pendientes, como la sostenibilidad profesional de los geeks de la información y el impacto de las nuevas tecnologías en la autonomía editorial. El autor concluye que el éxito del periodismo en la era digital dependerá de la capacidad de equilibrar tradición e innovación, manteniendo el compromiso con la información de calidad. El libro se cierra con una reflexión sobre el futuro del periodismo, haciendo hincapié en la necesidad de una redefinición continua de las prácticas profesionales para garantizar la relevancia y la sostenibilidad.

El libro ofrece un análisis perspicaz y fundamentado de las transformaciones que han redefinido el periodismo contemporáneo, con especial atención al papel de los geeks de la información, profesionales que combinan las competencias periodísticas tradicionales con habilidades tecnológicas avanzadas. El autor sostiene que el periodismo no está siendo sustituido, sino aumentado, en un proceso de reconfiguración que integra nuevas prácticas sin descartar por completo los modelos convencionales. Kosterich contextualiza estos cambios subrayando que, si bien los temas informativos permanecen estables, los métodos de recogida, tratamiento y difusión de la información han experimentado profundos cambios. La proliferación de datos, la expansión de las plataformas digitales y la influencia de los algoritmos han obligado a las redacciones a reinventar sus procesos, haciendo indispensable la presencia de profesionales con competencias en análisis de datos, programación y visualización de la información.

Sin embargo, la obra no está exenta de críticas y limitaciones. En primer lugar, Kosterich tiende a centrarse demasiado en las grandes organizaciones periodísticas, como The New York Times y The Washington Post, que disponen de importantes recursos para integrar y desarrollar las competencias de los «nerds» de la información. Este enfoque puede subestimar los retos a los que se enfrentan las redacciones locales más pequeñas, que a menudo carecen de financiación e infraestructura para adoptar prácticas innovadoras. El autor podría haber explorado más a fondo cómo afrontan estos cambios las redacciones pequeñas y qué estrategias están aplicando.

Una nueva limitación es su énfasis en el contexto norteamericano, lo que puede limitar la aplicabilidad de sus conclusiones a otros contextos geográficos y culturales. El periodismo es una profesión global, y la dinámica del cambio institucional puede variar significativamente en los distintos países, dependiendo de factores como la estructura de los medios de comunicación, la regulación del sector y las condiciones económicas. Un análisis comparativo entre distintos países o regiones podría enriquecer la comprensión de las transformaciones en curso en el periodismo.

Por último, aunque Kosterich aborda las tensiones entre los periodistas tradicionales y los nerds de la información, el libro podría haber explorado con mayor profundidad las implicaciones éticas y sociales de esta transformación. La creciente dependencia de datos y algoritmos en la producción de noticias plantea importantes cuestiones sobre la objetividad, la privacidad y el impacto del periodismo en la sociedad. El autor podría haber analizado cómo las redacciones están equilibrando la innovación tecnológica con la responsabilidad social, garantizando que el periodismo siga sirviendo al interés público.

En conclusión, esta obra es una valiosa contribución a la comprensión de las transformaciones del periodismo contemporáneo, pero podría beneficiarse de un análisis más exhaustivo y crítico que considere las realidades de las redacciones más pequeñas, los contextos internacionales y las implicaciones éticas de la digitalización del periodismo. Kosterich allana el camino para futuras investigaciones que puedan explorar estas dimensiones y profundizar en nuestra comprensión del futuro del periodismo en la era digital.